Haz lo que quieras conmigo,
no tengo salvación.
Soy un campo arrasado por tus pasos,
un incendio que no sabe apagarse,
un cuerpo que tiembla
esperando la última palabra que lo quiebre.
Soy mi peor enemigo:
me enredo en tus sombras,
me arranco la piel con tus silencios,
y me arrastro al recuerdo
como un animal herido que vuelve
una y otra vez a su verdugo.
Tu amor es una soga
que acaricia y estrangula.
Me aferro a ella porque duele,
y en ese dolor
sé que todavía existo.
Haz lo que quieras conmigo.
Destrúyeme. Olvídame.
Clava la ausencia en mis huesos
y deja que me pudra en la espera.
No importa.
Yo ya me condené a ti,
y de mi condena
no quiero ser libre.