Anda y trota caballito,
por riberas y por montes.
Corre libre por el mundo
sin que sepan hacia dónde.
No te tires las riendas
ni ates tu cuello.
Antes ve por los aires
con trote suelto.
Con trote suelto, ay sí,
libres pezuñas,
y que no hallen los hombres
lo que en ti buscan.
Lo que en ti buscan: tu alma,
tu sangre fiera.
Corre, y que el hombre nunca
te dé cadenas.
Corre, corcel divino,
por tu camino.