Un mundo que le teme
a los finales.
Vive repitiendo comienzos
como quien vuelve a encender
una vela.
Tenemos miedo a cerrar el libro,
a dar el último abrazo
y tapamos los relojes.
Pero,
son bellos los finales suaves,
los que no hacen ruido
y no dañan a nadie.
L.G.