Franjablanca

Soneto equitativo

No cuentes con los dedos de una mano

las veces que perdimos la cabeza,

dejemos en empate aquel verano

y en manos del olvido la certeza.

 

No quiero disfrazar de partisano

al odio que dispara con torpeza:

ni tú vas a ganar, ni yo te gano;

tomémonos, mejor, una cerveza.

 

No es fácil aprender de los errores

si siguen circulando las afrentas

dejando en doble fila los rencores.

 

Tenemos corazones de reventas:

al tuyo no le caben más amores;

al mío no le salen ya las cuentas.