Jesús Ángel.

El don de lo imposible.

 

Porque no es lo mismo  
vivir con certezas, que vivir en busca de compresión.

Con la convicción 
de que uno muere  
sin saber lo que viene  
más allá del umbral.
Porque así debe ser,
y esto sí, por intuición.

Más allá de todas las hipótesis:
lo sagrado...

o quién podría decirlo.

Existir sin certezas,
es la ecuación más  
perfecta que hay.

El motor invisible 
que impulsa
el pensamiento
la razón,
y la intuición serena...

Frente al eco del
silencio,
donde irrumpe 
el arte de lo
inconcebible.

Donde todo se entrelaza
en cualquier instante, plano o lugar.

Tanto aquí 
en la Tierra,
como en este cosmos
en expansión...

donde todo ha de
hallar su sitio.

En una rueda que tuvo 
su inicio
pero que gira a lo suyo, callada, bajo un cielo...

¡sin bordes ni final!