20 DE OCTUBRE
(Juan Carlos Ayala)
Dicen que fuiste linda,
de parto difícil,
débil e ingenua
alimento en boca necesitaste,
como toda criatura.
Arrullo de tu gente recibiste,
como maldiciones de otros
percibiste.
Que mi patria dejara de ser
una ramera quisiste,
objetivo que no conseguiste.
A conocerte de lejos vinieron
y experiencias hacia otras
estepas llevaron;
los vecinos murmuraban
sobre ti, bajo estricta
vigilia del Águila yankee
que con sus malditas alas
tu escenario ensombreció:
escribiendo con el filo
de sus garras, sobre cerebros
alienados y retorcidos,
la palabra traición.
Cumpliendo con su fiel tradición.
Te fuiste muy pronto
antes que pudiera conocerte,
no pudimos despedirnos,
fue mejor así.
Intencional no fue tu abandono,
lo sé.
Por años ignoré tu existencia,
en las escuelas tu historia
trataron de esconder, pero te leí
a través de páginas escritas
con sangre; sangre: con olor
a campesino, a obrero, a poeta,
a militar; conciencias hiciste
retoñar para tu imborrable añorar.
Añoro con aroma a extrañes.
Te extraño y no te conocí.
Pero te conozco mejor que miles,
me he acostado contigo,
que contradicción.
Suspiro y pregunto:
—¿Acaso mutaste y cambiaste
de escenario?—
¡Vamos regresa!
Te extraña el analfabeto.
Te extraña el desnutrido.
Te extraña el enfermo.
Te extraña el poeta.
Te extraño yo, y no te conocí.
Derechos reservados.