Veloz el tiempo… sin drama avanza.
Ya van mediados de septiembre,
y no hay nadie quien se oponga,
todos aceptan el designio,
nadie cuestiona la razón, ni el porqué,
ni la ligereza de su caprichoso proceder.
No se manifiesta ningún intento por interrumpirlo,
todos se allanan a su liberado acontecer.
Sin hacer mayor dilema…cumple siempre su jornada,
y al parecer no da cuenta de nada.
El tiempo infalible consuma su itinerario,
fiel a su quehacer rutinario,
con su cometido invisible…
desempeñando su desconocida misión,
sin dar ninguna explicación.
Al tiempo no se lo cuestiona,
parece ser que cuenta con un señalado poder…
de dictamen irrefutable,
por lo que es de suponer…
que su drástico accionar es de admisión inevitable.
Mas siempre he querido preguntar…
¿porque el tiempo no se detiene?…
para podernos bajar de su arbitrario transitar.
Ahora debo confesar…que desde hace años atrás…
el tiempo me ha sido pernicioso…
y he pensado en recorrer lo que me falta por vivir…
con la libertad de los argumentos de la perpetuidad.
Pero el tiempo sin duda es un axioma temporal…
y nos ha sido entregado con restringida condición,
el cual se nos acaba precipitadamente,
sometiéndonos a una angustiante desesperación.
Ya mediados de septiembre…y me siento impotente,
porque para mañana, quizá…se haya llegado al final.
El tiempo no sé si inconsciente…
solo cumple con su único propósito…
el de no detenerse jamás.