Se siente como un susurro al alma: una mezcla de nostalgia, sabiduría y amor por lo vivido y lo que aún se sueña, por eso...
No se le olvide ser feliz, aunque el reloj no espere, aunque la vida se escape como agua entre los dedos.
A veces creemos que hay tiempo,
que primero la meta, luego el alma,
pero la vida no se pospone,
se vive, se respira, se ama.
Hay quienes llegan como destino,
no como desvío.
Se incluyen en los sueños
desde el primer latido.
La juventud no es un número,
es el temblor compartido
de dos miradas que se eligen
en medio del ruido.
El miedo nos detuvo, sí,
como puertas sin llave,
pero también nos enseñó
que el valor no es ausencia,
sino paso firme en la duda.
Me arrepiento de lo que no hice,
pero abrazo con ternura
cada instante que sí viví,
cada risa, cada herida,
cada amor que fue semilla.
Y está bien construir un hogar,
aunque digan que es mejor la soledad.
Porque hay belleza en el nosotros,
en el fuego que no quema,
sino abriga.
No se le olvide ser feliz,
aunque el mundo lo olvide.
Porque al final,
eso también es una meta
que merece vivirse.