Kmony Quiñonez(monina)

Crónica de una Amistad lastimada y un Tiempo para Sanar

En el Macondo de mi alma, donde las mariposas amarillas ya no revolotean,

guardo el recuerdo de una amistad, tan pura como el agua de un manantial.

Pero la inmadurez, esa peste de la juventud, nubló mi juicio,

y mis decisiones, torpes como mulas ciegas, te llevaron al límite, amigo mío.

 

Tu enojo, un trueno en la tarde caribeña, resonó en mi conciencia,

y comprendí, con la lucidez del que ha perdido un tesoro,

que mi actuar fue como un aguacero sobre un campo de rosas,

marchitando la flor más hermosa de mi jardín.

 

Ahora, en la soledad de mi exilio emocional,

me dedico a desentrañar los laberintos de mi alma,

a sanar las heridas que mi inmadurez causó,

y a madurar como los mangos en el árbol, esperando el tiempo justo.

 

Porque sé, amigo mío, que las grandes amistades son como los ríos,

que aunque se desvíen por un tiempo, siempre encuentran su cauce.

Y yo, con la paciencia de un viejo pescador,

espero el día en que nuestras aguas vuelvan a unirse,

y podamos navegar juntos, en la barca de la reconciliación.