Una voz

Meditaciones. Que los viajeros nos olviden.

 

Eclesiastés 7:1-2
 
Nueva Traducción Viviente
 
7:1 Vale más una buena reputación que un perfume costoso.
    Y el día que morimos es mejor que el día que nacemos.



El pecho rojo del escalofrío

recorre nuestros espectros,
meditabundo entre sombras,
besar lo incierto, sus labios fríos
se cierran con un chasquido;
su seda nos da un golpe
agachando nuestras nucas.
Muerte te sigo pensando,
desdoblando tus esquinas,
me pierdo entre tu incienso.
Con plumas de buitre escribo
jeroglíficos antiguos, enigmas,
la memoria de los caminantes
vagando bajo mares agitados,
de los tristes y sus desvelos.
Si el que ha partido entre los astros,
recuerda su lánguida envoltura,
ese cascarón que dejó atrás, muy atrás,
mientras galopa plateado
con ciervos transparentes,
lloraría para siempre, mientras
continua su pálido sendero,
si recordar tiene...

en la ingravidez del firmamento.
Es mejor que la memoria sea nuestra,
para liberarle, y que solo lloren los vivos:
sea ese algún consuelo para el justo.
Tal vez al pensar sobre la muerte,
apreciemos mas lo que es la vida.