Voy a pasar por la lupa
cada palabra que escribas.
Y cada espacio que ocupa
lo mediré con paciencia,
porque la verdad estriba
en no someter a juicio
lo que resulta ficticio
si es patente su evidencia.
Hiperventilar poemas
con versos exagerados
es glasear anatemas
a quien ya está desterrado.
Voy a pasar por la criba
la presunción de inocencia
a fondo, de abajo arriba;
y dictará su sentencia
el paso exiguo del tiempo
cuando llegado el momento
declare como testigo
la realidad que persigo
en presencia de la ausencia
que se alinea contigo.
Voy a pasar por es túnel
que socava la montaña
de las mentiras inmunes
al descrédito sin maña,
y si consigo llegar
ileso hasta la salida,
restañaré cada herida
que se quede sin curar
en cada lengua que engaña.
Voy a pasar de puntillas
por las afrentas sin frente
poniendo la otra mejilla
a cada mano que intente
despojarme de la silla
cada vez que yo me siente.
Después pasaré la mopa
por el suelo donde caiga
la tolerancia sin ropa
y levantaré mi copa
por la verdad que se arraiga
a mandíbula batiente
en el cielo de tu boca.