Yo no puedo morir.
Tú me has matado,
has marchitado mis esperanzas,
has secado mis anhelos,
has destrozado mis sueños
como se rompe un espejo.
¿Acaso podré recoger
esos pedazos rotos
y fundirlos
para crear un nuevo espejo?
Uno donde mi reflejo
no esté hecho trizas,
sino que brille con alegría,
reconstruido,
más fuerte,
más vivo.