… Un adiós, puede haberlo, cómo jamás, existir,
Mas, frente a al espejo, pregunto, valió la pena…
syglesias
Presenta
Del ciclo de la Vida en Parejas…
Mi lágrima llevaba tu nombre el sufrir tu apellido - De la vida:
“A veces, la vida, dice, a veces no hay tiempo,
Para pensar, si ya, se ha hecho, tarde.”
En la sombra de un adiós, mi alma se quebró,
Tu piel ya no era abrigo, sólo frio y desamor,
El tiempo es lamento que el silencio consumó,
Y el sabor de tus besos, murió en mi interior,
El espacio se hizo piedra sobre mi corazón,
Las promesas rotas duelen más que la razón,
Tu imagen en mi mente, cruel condenación,
Es un llanto sin orilla que ahoga la ilusión,
Cada noche de ausencia extraño tu voz,
Tus palabras son fantasmas e hieren feroz,
Mi pecho se desgarra en desesperación atroz,
Y el viento lleva lejos el recuerdo del pasado,
Las lágrimas se escapan sin hallar su final,
Las horas cargan el peso de un sueño irreal,
Mi triste vida sin tus días perdió el sentido real,
Y el dolor se instaló en mi mundo abismal,
Tus promesas fueron sombras de un deseo falso,
Dibujaron falacias en mi cielo raso y azul claro,
Tu adiós fue un puñal que se clavó en mi brazo,
Y hoy, solo prevalece un llanto roto y escaso,
El frío de tu indiferencia hiela mi ser,
Ninguna respuesta, sólo el vacío de ayer,
Mi voz clama que vuelva a aprender,
A amar, sin desgaste, sin este padecer,
No quedan caminos donde volver andar,
La huella de tus pasos me impide pensar,
He perdido el rumbo, no sé a dónde llegar,
Mi alma está rota, no sabe en la que estar,
En la noche oscura mi llanto se diluye,
Lleva tu apellido el suspiro que huye,
Mi pecho es naufragio que no concluye,
Y el dolor, único testigo que construye,
Quizás en otro tiempo, en un lugar sin dolor,
Algún día renazca otra luz, con su color,
Pero hoy mi herida es un eterno rumor,
Donde tu nombre es sinónimo de mi error,
Mis manos buscan el aire que ya no estás,
Recuerdos que mueren en su lenta paz,
El amor fue tromba que arrasó mi solaz,
Y el vacío tu reino, donde reina tu faz,
No culpes al destino ni al cruel azar,
Mi lágrima llevaba tu nombre al llorar,
Pero el sufrir tu apellido aprendí a aceptar,
En un desamor que nadie puede apagar,
Y así quedo, preso en este sufrir profundo,
Mi corazón desangrado en un mundo rotundo,
Tu nombre y apellido, recuerdo y mi segundo,
Que arrastra el llanto, por todo este mundo.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 07/09/2025 01:20 P.M.