La vida es como un relieve
que mantiene muchas formas
donde algunas las transformas
cuando el alma bien se atreve.
Y la vida a veces, breve,
se te va sin previo aviso
cuando llega sin permiso
esa muerte inesperada
que aparece de la nada
y lo vivo vuelve occiso.
Es la vida pasajera
nunca dura eternamente;
mas tú deja, internamente,
que se pinte a primavera.
Y la vida es compañera,
la que cada quien enrumba
y según, como le incumba,
al envase que es tan frágil
que por más que creas ágil,
se termina en una tumba.
¿Hay que existir o vivir?
Siempre en eso hay un dilema
que según el teorema
no es lo mismo al discernir.
«Si una flor ha de existir
vivir nunca ella podrá
si algún fruto nunca da
pues no basta su hermosura,
ni el follaje con frescura
si más nada te dará».