No se por qué a menudo
te comparo con arena
y me transformo;
Soy mar,
me extiendo pleno
en tu piel tibia
que cual playa al oleaje
absorbe el ímpetu
carnal de mi morada
dejando por retoño espuma
y retirada.
Soy bote,
me aventuro aguas a afuera
y calmo duermo
en tu dorado manto.
Viento me llamo
que risa tus caderas,
arrastrando sílice,
mutadas rocas
que me atan libre a la ensenada.
Grazno gaviota,
vuelo al ras de tu océano
de soles fecundando líticos recuerdos.
Soy la mano llana
que moja los níveos poros de tu piel
construyendo
castillos en la orilla,
esos que ha merced de la marea
se derrumban por la noche;
Ahora abecedario,
no hay términos que expliquen
la metamorfosis.
Sólo me transformo en tu presencia.