LOURDES TARRATS

Canto por no llorar

Canto por no llora

 Canto por no llorar

a la voz antigua,

la historia de los hombres que alzaron ciudades con las manos,

que nombraron dioses para calmar su miedo,

que fundaron imperios sobre el hambre,

y cantaron a la gloria entre ruinas.

Canto por no llorar

las guerras que comenzaron por un grano de oro,

por una herida en el orgullo.

Canto, porque el llanto no basta

por las banderas alzadas como cuchillos,

las columnas de humo,

los cuerpos anónimos,

los héroes caídos

que nadie supo enterrar.

Canto por no llorar,

oh lengua del tiempo,

como amamos en las cuevas,

como danzamos bajo la luna como lobos,

como creímos que el fuego era eterno,

que la sangre nos volvía inmortales,

que el mar era frontera

y no espejo.

Canto por no llorar

al mirar hoy a los dioses:

pantallas que nos hablan sin alma,

mercados que dictan el destino,

torres de vidrio que no resisten

una palabra verdadera.

Las guerras de píxeles,

sin sangre, pero con sombra,

las batallas sin cuerpo,

las víctimas en silencio digital.

Los hombres ya no alzan lanzas,

pero siguen matando.

Ya no imploran a Dios,

pero adoran al algoritmo.

Y, sin embargo,

aún podemos cantar sin llanto,

buscando la voz en medio del murmullo,

un fuego que no queme

pero que ilumine.

Cantemos para no llorar,

porque mientras alguien recuerde,

el mundo aún respira,

porque no todo fue cálculo,

hubo latido, hubo llama.

Porque hubo amor,

hubo arte,

y hubo canto.

Cantemos para no llorar.

Y que la voz nos sostenga,

cuando ya no queden columnas.

—L.T.