Hay miradas que iluminan,
suspiros que acarician el corazón,
y silencios que dicen más
que cualquier palabra.
Cada instante guarda su magia,
cada emoción deja su huella,
y lo que nace del alma
permanece para siempre.
Hay abrazos que curan heridas,
risas que llenan de luz los días grises,
y recuerdos que se quedan
como estrellas en el cielo del alma.
La vida es un susurro constante,
un latido que nos recuerda
que incluso en los momentos difíciles,
siempre hay belleza esperando
ser encontrada.
Y cuando todo parece distante,
cuando el mundo calla y se esconde,
escucha el latido de tu corazón:
ahí encontrarás la fuerza,
la esperanza y la paz
que nacen de tu propia alma.