liocardo

Nkonek Almanorri, tonto del tó

 

 

 

 

A ver, (no te voy a decir payaso, porque esa arte es muy digna), pero te puedo decir casi normal: me has tocado las narices.

 

Si tú no me das ni pa aperitivo.

 

Cuando vengas a acusarme, tonto del culo, ven con pruebas. Si alguien roba mis letras, imbécil, mis letras siguen siendo mías; yo las parí. Lo mismo que si alguien me roba un hijo, gilipollas, mi hijo sigue siendo mío, porque yo lo engendré. Me sobran las palabras. Se me caen de la lengua, de la boca. Me siento a tomar un café y escribo a la camarera un poema del que ni siquiera guardo copia; no las necesito. No necesito palabras de nadie. Te lo demuestro cuando tú quieras. Pero en tu limitadiiiiiiiiiiiiiiiisimo entendimiento, vas de listo porque no tienes capacidad intelectual para notar que eres muy tonto, pero mucho mucho, tan idiota que ni te das cuenta de que lo eres. A ver, yo respeto mucho a las personas que se dan cuenta de sus limitaciones pero aún así, lo reconocen y se esfuerzan y ejercitan. Luego están, muy pocos, por supuesto, los que como tú, tontolistos, que no saben de nada y presumen de haber leído “filosofía” (no ves el ridículo que haces?).

 

Y me hubiera importado verga (como se dice en otros lares), si primero no hubieras venido a corear burlas a este ser tan lindo y hermoso y gran artista y buena amiga que es mi flaquilla (así que no me vengas de víctima), y querer atacarme en los privados para decir sandeces y bloquearme sin derecho a réplica, porque no te va a salir bien, medio hombre. Ahora te expongo en público, que es peor para ti. Yo no tengo que ganarme tu respeto, casi normal. Me importas un pito, cuatro flautas y una bubucela. No tienes nada que decirme, no me aportas nada.

 

Ahora bien, que seas un retrasado que hablas de las “redes fecales” mientras nutres tu ignorancia viendo la televisión espantosa: Silvia hinchapelotas, Jesus simpolla, Javier ruin, y oh, la más cerebrada de todo el elenco gubernamental, la santontalla, que esos sí te van a decir la verdad, yo vivo en el mundo real, sin pantallas. No escuches a la señora de la cafetería, que la vacuna le paralizó medio cuerpo. No escuches a mi pareja, que trabaja en el sector sanitario y por obligación le temblaban las piernas cundo tuvo que ir a vacunarse para no perder su trabajo y desde entonces sufre de un cansancio patológico habiendo sido una deportista muy activa. No escuches a la frutera, que se quedó sorda y su hermano murió de un infarto a los tres días del pinchazo. No escuches a mi amigo: alemán, bioquímico molecular que trabaja en investigación para una de esas farmacéuticas. No escuches a la justicia que ha emitido dos sentencias condenatorias a la presidenta vonderputen por recibir comisiones milmillonarias para imponer el uso experimental de un fármaco bajo una ley de que sus promotores no se harían cargo de indemnizar por sus posibles y probables efectos adversos. Pero eso no es demasiado científico para ti. Lo que dicen prestigiosos premios nobel no es demasiado científico para ti. Porque no te lo dicen en la televisión. Y con ese acervo intelectual quieres entrar en debates? Cacho de pedazo.

 

Eres un opinarista sin datos, un “yo creo que” por inspiración divina reproducido por esporas.

 

Que me tengo que ganar tu respeto?

 

Padre, perdónalo, que no sabe lo que dice.