marco romero

Carmesí de una Verdad 

Mordí su boca, porque morder es el acto del hambre.

 

Mordí su boca,

para mirar sus ojos de sueño cerca.

 

Mordí su boca,

la forma más rápida para conocer sus secretos.

 

Mordí su boca con rigor para que no lo olvidara,

para que en la cicatriz le quede mi nombre.

 

Tenía sabor a destino, tenía la forma perfecta para encajar en mi vida...

 

Y en el hondo carmesí de aquella mordida,

se desangraron las luces.

 

Mi lengua, ávida de azabache,

halló la sal de antiguas lágrimas y presagios.

 

Era un cielo sin luna, un olivar de sombras

donde el duende acechaba, con su navaja de aire,

cortándome el aliento en cada suspiro.

 

 

m.c.d.r