Con la sangre de mis venas
hago el sello de mi nombre,
y con ella acuño sobres
para guardar mis poemas.
Tanta sangre, y la que sobre
la usaré para que letras
sepan, que hubo un poeta
escondido tras un hombre.
No borrarán esos días
ni los años borrarán
entre sangre, mi poesía.
Mis letras siempre estarán
con mi sangre, con mi firma
mis versos no morirán.
Cien centellas sobrevuelan
los cielos de mi universo
mil colores, mil doscientos
los sentimientos que quedan.
Son la sangre de mis versos
la sabia, que me domina
y a cada latido, las rimas
mi corazón tienen preso.
Es mi pasión, mi deseo
escribir todos los días
de motivos muy dispersos.
Sangro tinta en las heridas
y con sangre, pongo el sello
que encabeza mis poesías.