Luz que despierta,
el alma se divide,
sombra que respira.
Entre dos cielos,
fluyen ríos invisibles,
el tiempo se pliega.
Un universo
en cada latido mío,
el otro me observa.
Estrellas caen lentas,
susurran secretos viejos,
mi espíritu escucha.
Caminos que cruzan
el vacío del pensamiento,
puentes de silencio.
Sombras que abrazan
la forma que nunca fui,
y me hacen entero.
Entre mundos, miro
y descubro que la vida
es un reflejo dual.
Cada elección
resuena en mil universos,
como un eco vivo.
La luz y la sombra
danzan sin contradicción,
armonía rota.
Y en mi pecho siento
la infinita expansión del ser,
sin nombre ni fin.