En aquél inmisericorde desierto
donde sólo la arena le habla al viento
perdido en la inmensidad del silencio
caminaba sin rumbo ni destino.
La arena absorbía ansiosa los rayos del Sol
para luego castigar mis pasos perdidos
abriendo surcos de ansiedad y desesperación
el tiempo había borrado todo vestigio de piedad
Perdido en medio de la cruel soledad
con el alma anhelante y el corazón ardiente
tu recuerdo martillaba mi mente
tu imagen creaba caminos alucinantes.
Es ése lugar donde el Sol calcinaba mis pasos
tu recuerdo era un refrescante oasis
y allí empujando mi triste destino
entendí que eras tú a quien amaba
Desde entonces no dejo de pensar en ti
tu recuerdo es un lucero pertinaz
que me incita a buscarte y llevarte
al desconocido mundo del amor.
Lima, 18 de agosto del 2025
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