Soneto.
Pliega la historia página nefasta,
por tierras del rey Sol fue cruel pandilla
segó vidas pasando la cuchilla,
y el mundo a tanta sangre dijo: ¡basta!
Cesó la guillotina, que devasta,
abolió la nación su antigua orilla;
cerró la Bastilla, cárcel que humilla,
y Francia alzó su voz serena y vasta.
Mas quedan en la mente las cabezas
rodando por las plazas, ya sin llanto,
con ecos de la sangre en su quebranto,
de leyes que limaron asperezas.
Se apaga la cuchilla permanente
triunfando la razón del bien presente.
Décimas espinelas.
Es el morbo de la plebe
que reclama el cruel derecho,
donde el odio va derecho
a la maldad que se bebe.
Mas la Francia que hoy se atreve
a borrar su error pasado,
y en acuerdo ya firmado
con justicia y decisión,
proclama la abolición
del suplicio decretado.
Aniversario cumplido
fue aquel diez, del mes septiembre;
que la historia no se siembre
con un fruto ya perdido.
Nunca más ver repetido,
y nadie pida esta suerte;
si algún mal brota y advierte,
aunque el mundo así lo ofrezca,
ningún reo lo merezca,
y en la vida ver su muerte.