Fulgor que ardes en ráfagas secretas
risa que brota sin razón precisa,
tu luz me envuelve, súbita y concisa,
como un relámpago que nunca aprietas.
Eres canción de alondras indiscretas,
brisa en la frente, lámpara sumisa,
el don sencillo que a la pena avisa
que el alma guarda puertas siempre abiertas.
¡Oh júbilo! —suspiro breve—
me elevas con alas de fuego
y al mundo lo pintas de azul.
Tu pulso desata la nieve,
eres torrente y sosiego,
destello, semilla y baúl.
JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025