De fiebre azulada su palabra se desnuda en un deseo musical. Errante del camino y del sueño dibuja labios en sus labios.
Fascinada del cielo cereza lleno de rostros recortados abiertos como una flor.
Una señal del viento que no escucho, un gesto angelical como un extraño souvenir.
Extraño la casa del sueño del niño, la infancia afrancesada de los juguetes poseídos.
Pronto aprenderé a dormir.