Anoche te soñé y desperté
en el mismo sueño.
Como luna radiante te veías,
sombra en espirales cada cabello.
Tu cuello, con blancas perlas
cerca a los corales.
Hermosa.
Delineados tus ojos de tinta:
uno color miel,
y el otro azul.
Posada en tu coraza de coral,
negros tus ojos como espejos.
Me dijo:
“¡Vive, alma soñadora!”.