Son Donald, Benjamín y Vladimiro,
tres yayos cuyos planes de pensiones
consisten en mearse, por cojones,
en todo aquel que se les ponga a tiro.
Sus próstatas no toman un respiro:
en pro de delirantes invasiones
embisten con atómicos pitones
que adornan tres semblantes de papiro.
Jugar a la petanca les aburre
y a hundirle el juego al niño van al parque
en vez de a echarle pan a las palomas.
El mal, bajo sus órdenes transcurre
sin mar que en un crucero los embarque
y libre al mundo de estas tres carcomas.