Lucía gómez

PARA QUE NO SE OLVIDE...

Ya no crujen las puertas

con el mismo lamento,

ni se escuchan los pasos

por los amplios pasillos.

Las tazas de colores, esperan

a sus dueños que no llegan.

Todo huele a muebles cerrados

y en la mesa, alguien

dejó su huella.

Hay que escribirlo todo...

para que no se olvide.

L.G.