Aquí la muerte guarda silencio
respetando quizás la vida
los lupanares,
la festividad escandalosa
de los juzgados,
de los altos mandos
del santo papa con su santa iglesia
de los dignatarios reunidos celebrando la paz
armada sin tregua,
comicidad loca en las calles, fabricas y peluquerías
los ministerios teñidos de verde
y la muerte descalza
impregnada de naranja y violeta
al hombre no más se le ocurriría celebrar la muerte