Carlos Eduardo

Miguel Hernández

 

Aquí la muerte guarda silencio

respetando quizás la vida

los lupanares,

la festividad escandalosa

de los juzgados,

de los altos mandos

del santo papa con su santa iglesia

de los dignatarios reunidos celebrando la paz

armada sin tregua,

 

comicidad loca en las calles, fabricas y peluquerías

los ministerios teñidos de verde 

y la muerte descalza

impregnada de naranja y violeta

 

al hombre no más se le ocurriría celebrar la muerte