Mi vida ha cambiado desde tu partida,
aún no puedo asimilar que no estás.
Que algún día moriré me sirve de consuelo,
que te volveré a ver me quita el miedo.
Quiero pensar que es mentira,
pero aún del cielo nadie ha bajado,
de ese paraíso que prometen,
donde descansan los que en vida dieron todo…
de ahí nadie ha vuelto.
Te anhelo, mi bello ángel que ya no tengo,
y te extraño como el aire que respiro.
Nos veremos en un lugar
donde te pueda abrazar
y ya nunca más te volveré a soltar.
Hasta entonces,
te dejo dormir en paz.