Porque la mayor prisión
no es la impuesta
por la sociedad
o las circunstancias...
sino aquella
que uno mismo construye,
sin darse cuenta.
El pensamiento
libre no solo es un refugio:
es una herramienta poderosa
contra la indiferencia y la manipulación:
Ante las inevitables
cargas de la vida:
los agentes tóxicos,
lo alterado, lo superficial.
Las incongruencias
generalizadas,
la masa maleable,
la falsa necesidad, la codicia y la ambición.
Ante la invasión constante de
las redes sociales,
la prensa y la televisión,
que alimentan la confusión, y sepultan la claridad.
A través del pensamiento
libre: la firmeza,
la resistencia,
el paso diario
hacia la acción.
Mediante el principio infalible:
Pienso por mí mismo.
Digo y hago,
para evolucionar
por y para bien, tanto como para con uno mismo, como para quienes lo merezcan.
Renovación constructiva,
enfrentamiento
y transformación...
Nada de estancarse,
nada de conformarse,
nada de toxicidad!
!Remando hacia adelante,
sin dar pasos atrás!
Por eso, ¡más al conocimiento,
al ingenio,
a la profundidad espiritual,
y a claridad mental!
Tanto tiempo dedicó, a limpiar las semillas de su propio pensamiento, libre de influencias
tóxicas tanto externas, como del interior, que no solo quedó liberado por ello
de sí mismo,
y de lo maleable del entorno...
sino que también, fue absorbido y esculpido por su
propia determinación
y condición.
Siendo por ello, uno más, en el arte de la liberación:
Indómito,
autodidacta,
persistente
y resistente como una roca, y por ello:
¡Inquebrantable!
¿Y tú?