Estabas sentados, en donde a veces, había agua en verano y en invierno, tus ojos cerrados, menudo golpe, fue verte así.
No tenías un vaso en la mano, ni una sonrisa, ni tampoco estuviste cuando teníamos las fogatas, ni en las carreras con olor a humedad por ese calejón
No probaste el dulce, ni el agua tibia en los pies, ahora comprendo mucho de ti pero ahí sí estabas, ahora con tus brazos más largos
Ahora, sí, con un palo en la mano, y en el otro un vaso, comiendo las papas, escuchándote la experiencia, y todo al lado de charco en el que siempre estaba en invierno y verano