A veces te encuentro cuando amanece,
gran sol que no concluye,
tras de escapar del pánico de la noche,
con un bostezo enorme...
Hallando en ti deleite,
al sentir tu casto beso amante,
buen sol perenne,
que de pureza me llenas la mente...
Tan fluyente de magia,
cuando emites tu cascada luminosa,
mas a los girasoles su risa.
¡Que el júbilo sea contigo cada día!
¿Qué mano encendió tu hoguera?
¿Quién nos creó tu faro celeste en su cúpula?
y sonrió al ver su gran obra...
Solo pudo ser Dios para darnos la vida...