Roma.

¿Es suficiente lo que soy?

¿Cómo puede un alma tan rota
desear ser amada?
¿Cómo puede un corazón fragmentado
anhelar un refugio
que lo abrace y lo entienda?

Y yo,
tan pequeña,
tan insignificante a mis propios ojos,
me descubro amando
con todo lo que soy,
con todo lo que temo.

No sabes cuánto amo
pensarte, escribirte,
tenerte presente
aunque solo sea intangible,
aunque solo exista en mi pecho,
en mi memoria,
en mis silencios.

Amor mío,
hoy y mañana,
te quiero, te amo, te adoro, te extraño.
Cada pensamiento hacia vos
es un hilo que me sostiene,
una llama que no se apaga
aunque todo en mí tiemble.

Gracias por ser quien sos conmigo,
por tu ternura, tu cuidado,
por la manera en que me devolvés
la certeza de que puedo ser amada
aunque mi alma haya conocido la sombra.

Quiero que sepas
que amarte es un acto de valentía,
un salto hacia la luz
a pesar del vértigo que me habita.
Que tu existencia en mi vida
es un regalo que me permite
resistir, respirar, sentir.

A veces me pregunto
cómo es posible que alguien tan roto
pueda tener la dicha de amar
y ser correspondido.
Y aun así…
aquí estamos,
unidos en pensamientos,
en latidos que se cruzan,
en silencios que nos sostienen.

Amor mío,
gracias por tu existencia,
por tu mirada, por tu cuidado,
por la manera en que me recordás
que incluso un alma quebrada
puede encontrar la dicha
de entregar y recibir amor.

Hoy te quiero,
mañana te amo,
y siempre te llevo conmigo
en cada suspiro,
en cada latido,
en cada hilo invisible
que nos une.