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EL SAMSARA DE LA VIDA
Nacer, crecer, reproducir y morir,
el ciclo que nos indican,
que todos vamos a cumplir.
Nadie nos recuerda que tenemos alma,
el sistema ha sido diseñado para desvanecernos la calma
la tierra está desconfigurada, ese es su programa.
La calma desvanece por la sociedad,
sociedad que hace que nos importe todo,
para olvidar la valiosa verdad.
Verdad de recordar que somos seres álmicos,
pagando asuntos kármicos,
o evolucionando por merecimiento dármicos.
Verdad de comprender que somos eternos,
y la vida en este planeta es solo una escuela,
escuela del ser para sanarnos y reconocernos.
El olvido hay que sanar,
para la conciencia,
empezar a despertar.
Hemos olvidado,
que nuestro mundo exterior,
es el reflejo del mundo interior.
Hemos olvidado que una alma tenemos,
y que estamos en la tierra,
porque limpiar la conciencia debemos.
La vida en la tierra parece ser la vida real,
pero la realidad es que la vida de verdad,
se puede ver con la apertura de la glándula pineal.
Glándula de la clarividencia y la visión de lo más elevado,
que gracias al cloro y a los malos hábitos,
la hemos por siglos deshabilitado.
Todos estamos conectados a la fuente suprema de la creación,
pero al no prestarle atención al alma y entregarle nula contemplación,
vivimos atrapados a un sistema diseñado para sobrevivir sin más opción.
Luz al alma hay que entregar,
y de esa manera poder evolucionar,
ya que todo lo terrenal siempre se va a terminar.
Lo material siempre termina por ciclos diversos,
más los tesoros del alma son eternos,
van a existir por las eternidades de los universos.
Fín