Si perdiera el ancho mar su inmensidad,
o el arcoíris su belleza,
no sería tan inmensa mi tristeza
como aquella de quedarme sin tu amor.
Y no me llegaría a desesperar,
y no me importaría nadie más que tú.
Esta noche tengo ganas de buscarte
para contar juntos la inmensidad del infinito.
Y este pobre corazón que no la olvida,
y que susurra su presencia,
dejándome en la espera
porque las estrellas me llenen de inspiración
para llenarte de cositas bonitas.
Y cuando estoy entre tus brazos
siempre me pregunto:
¿cuánto me debía el destino
que contigo me pagó?
Y tú me diste en un beso
lo que nunca te pedí,
y aunque seas un poquito terca, corazón,
no quiero perderte de vista
y quiero pasar contigo todo el tiempo.
Te amo más que mi vida entera,
y viendo a tus ojos bellos iluminar vidas como iluminaste la mía.
Y cómo hago para explicarte
que me tendré que ir con mi mundo de cabeza,
y embriagado con tu voz
que me susurra al oído una canción de amor.
Te extraño, mi vida,
como mi corazón nunca quisiera.
Sellar tu cariño
y coronarlo con flores de primavera.
Dime si la luna
se ha perdido en tus ojos. Para buscarla.
Me hace daño verte,
pero se me hace imposible
si me apareces donde sea
y en todas partes veo tu sonrisa.
Ojalá supieras lo que daría
por encontrar la manera de olvidarte de una vez.
Me fascina tu manera de mirarme,
y pasando la noche entera
buscando la manera de olvidarte,
mira que lo intento.
¿O quieres que te diga
lo enamorado que me tienes?
O como solo pienso en ti a toda hora,
porque eres la dueña de mis placeres.