Desde muy pequeño he sido guía
de lo que la circunstancia me impuso.
Camino con su mano en mi hombro,
ella en mi confía.
Siendo tan avara mi dueña,
veo cómo actúa amoldándose
a quien de ella pretenda.
Detrás de haber tenido miles de batallas
con pocos triunfos,
siente hambre después de haber comido.
Se entretiene jugando al pendenciero,
de nada le sirve ese odioso papel.
Condujo a una sinceridad que muta
entre constantes caprichos.
A veces me trasmite su tristeza y desesperanza.
A veces amanece deslumbrada,
presintiendo la avidez
que el hombre demanda de ella.
A veces se convierte en sátira amarga,
sobre la resignación
y la pragmática vana moral
de esta sociedad.
Te he contagiado con mi picardía.
Ten más redención moral,
aunque te ahogues en tormentos.
Quiero llevarte de mi mano
y continuar mostrándote inquisidora
ante los necios pecadores morales.
Vieja verdad,
trágica,
ceñida de altibajos y desmanes.
A mí me han achacado parte de tus deslices.
07-09-2025