Hijos míos, razón de mi vida,
luz encendida en la oscura partida,
ustedes son fuerza en mis pasos cansados,
mis sueños despiertos, mis tiempos sagrados.
Los vi nacer con la piel temblorosa,
como un milagro de aurora hermosa,
y desde entonces su risa sincera
me da esperanza, me da primavera.
Son alas que elevan mi pecho al viento,
raíces profundas que habitan mi aliento,
cada mirada suya me enseña
que amar sin medida siempre vale la pena.
Si tropiezan, mis brazos serán abrigo,
si triunfan, mi orgullo camina conmigo,
y aunque la vida los lleve muy lejos,
en mi corazón siempre tendrán reflejos.
Hijos amados, regalo del cielo,
mi más grande orgullo, mi dulce anhelo,
si un día me apaga la sombra del tiempo,
llévense siempre mi amor en el viento.