Una cándida luna floreciendo
como un tímido lirio en noche oscura
rompe el negro azabache con su albura,
va en errante belleza al alma hiriendo.
Pálida cisne, me despides viendo
que amanece, la aurora se apresura,
levanta el trino el ave y la figura
de la dama se va desvaneciendo.
Noctámbulo me he vuelto por su culpa,
se ha convertido en musa sin querer,
y en confidente, todo ha de saber,
hablarle a nadie ofende ni disculpa.
Deja el oráculo sus frases mudas,
sonámbulas respuestas a mis dudas.