Yoleisy Saldana

Mi Siempre.

Destino sagrado, guardado en lo más hondo,

lo más puro que tocó mi ser.

 

Eres lo pasado que no se desvanece,

el presente tatuado en mi piel,

el latido eterno que aún resuena en mí.

 

Han pasado estaciones, inviernos y primaveras,

desde aquel adiós que desgarró mi vida,

pero mi alma insiste en recordarte

como el capítulo más hermoso,

el altar donde doblé la página

para seguir respirando.

 

Pensarte es viajar sin moverme,

volver al refugio encantado

donde hallé mi paz,

mi norte,

mi certeza,

mi ancla en medio de tormentas.

 

A tu lado supe lo que era un sueño de amor verdadero.

Tus labios fueron mi vicio,

tu piel, aroma afrodisíaco,

la cárcel dulce donde elegí perderme.

 

La risa de tu voz era mi amanecer,

la luz que disolvía todas mis sombras.

Fuiste bosque donde aprendí a respirar,

refugio donde el cansancio se hacía vuelo,

silencio que nunca juzgaba,

ternura infinita donde me quedaba a vivir.

 

En ti descubrí que lo simple puede ser eternidad,

que amar no es poseer,

sino guardar en el alma lo vivido

y dejarlo latir en lo invisible.

 

Por eso te amaré sin contar los días,

porque llegaste en silencio,

con tu mirada serena,

y te quedaste en lo más profundo de mí,

como lo más hermoso que abrazó mi alma,

mi siempre, mi todo.