En la oscuridad del insomnio
De las tres de la mañana,
Se acercan a mi cama los recuerdos
de lo bueno o malo que he vivido.
Aquellos días de lluvia fresca
Cuando descalza corría calle abajo
Persiguiendo el rio de la lluvia nueva.
Con el corazón empapado
De una sublime felicidad.
Pero también me agobian
Las tristezas del hambre
La soledad de la miseria
La orfandad y la pena.
Pequeña sin norte
Sin guía
Sin promesa.
Cual útil es el desvelo
Para colocar los puntos sobre las íes,
Y darles final a los dolores.
Voy recabando sobre los pendientes
Y soltando lo que ya no necesito o quiero.
En mi vida.
Mi vida,
Aquella maraña de cosas
Horrorosas y fantásticas.
Que no menciono a menudo
Para que la envidia no venga a verme.
Hoy más que nunca soy consiente
De la fragilidad de la vida,
Y la eminente llegada de la muerte.
A veces en el desvelo entablo
Interminables charlas interiores,
Con ella expresamente.
Le pido amablemente ser gentil;
En el instante, siendo breve.
Espero haber hecho merito
Para obtener de ella
Esta su única gracia.
Cuando la hora señalada llegue
Espero me encuentre preparada.
Pienso que la muerte es una amiga necesaria.
Y más vale tener con ella,
Una cordial relación sana.
Por experiencia propia
Puedo asegurar sin falta
Que oponerse no sirve de nada.
Estas diatribas son la consecuencia
Del insomnio de las tres de la mañana. Martha Patricia-2025