Arturo, poeta solitario,
quisiste tanto la libertad
que llevabas la tarde
pintada en tus ojos.
Una disculpa que así lo diga:
Arturito, no está linda la mar
llena de tanta mierda ahora está.
Aguas que ya no fermentan
la nostalgia
y tampoco el ron
de tus viejos anhelos.
Pero Dios es bueno
y algo El me permita
de esta tierra de exilios,
llevarte de contrabando
en las grietas del alma mía
una pizca de esencia de ron.
(ojalá Ron flor de caña)
Ahora te imagino puntual
en tu silla de siempre
gastadas de esperas,
fumándote el tiempo,
acompañando tus pensamientos
entre las rendijas
que deja ver el cielo,
como aquí los espiabas
viendo por la ventana.
Más tarde llevaré yo mi silla,
nos sentaremos a brindar
con todo ese tiempo
que aqui nos escatiman,
seguro allá, el tiempo sobra.
Mientras tanto viejo amigo,
no te calles.
Aquí los truenos caen
imitando tu voz.
Alguien corre y dice
que va a llover,
yo sé que no
Yo digo que sos vos
declamándole tus poemas
a Dios.