Cuando la noche se vuelve eterna
y las paredes parecen encogerse,
cuando el alma tiembla en silencio
y la mente grita lo que los labios callan…
sé que duele.
Sé que pesa.
La depresión…
no es simple tristeza,
no es debilidad,
es un huracán que arrasa desde dentro,
un eco que repite: “No puedes, no vales, no importas”.
Pero escucha bien…
Esa voz miente.
Hay días en que el sol parece ausente,
en que respirar duele,
en que los colores se apagan,
pero aún así,
en el rincón más profundo de ti,
queda una chispa encendida.
Y esa chispa…
es tu vida.
No estás solo, aunque tu mente te diga lo contrario.
No estás roto, aunque sientas grietas en el alma.
No estás perdido,
porque incluso en la oscuridad más densa
siempre hay un faro que espera por ti.
A ti, que hoy piensas en rendirte,
déjame decirte algo que quizás olvidaste:
Tú importas.
Importas al aire que respiras,
al sol que cada mañana nace para ti,
a las personas que aún no conoces
y que un día agradecerán tu existencia.
No creas que todo termina aquí.
La depresión no es el final de tu historia,
es solo un capítulo triste,
pero los libros más hermosos
también tuvieron páginas llenas de dolor.
Si hoy lloras,
déjalo salir.
Si hoy caes,
descansa un momento,
pero no te quedes en el suelo.
Agárrate fuerte, aunque sea de una palabra,
de un abrazo,
de un sueño pequeño,
de esta promesa:
La vida cambia.
El dolor no es eterno.
Tu luz volverá.
Y cuando ese día llegue,
cuando mires atrás
y recuerdes todo lo que atravesaste,
entenderás que sobrevivir
también es un acto de amor.
Así que, si nadie te lo dijo hoy,
déjame ser yo quien te lo susurre:
🌿 No te rindas.
🌿 Eres importante.
🌿 Este mundo necesita tu voz.
Porque incluso en la más profunda oscuridad,
siempre, siempre…
hay una salida.
Y yo creo en ti.