Creen saber a dónde van,
pero no saben.
Creen que saber
es sostenerse,
y no saben.
Por eso, los novios buscan en el otro
lo hurtado a plena luz,
curan las heridas abiertas
en la guerra de la infancia.
Los novios son almas libres:
se encuentran, se besan,
se revuelcan, se mastican la sien,
se muerden los deseos,
deseando atravesar el tiempo,
huyendo del peligro de querer.
Los novios que aman
son el único lugar seguro.
A la distancia se arrastran en el aire,
la luna los consuela.
Cara a cara,
sus dos lenguas son una.
Los novios auténticos
son eclipse de razón y sentidos:
cuerpo del espacio,
alma del tiempo.
Tic tac.
Tú-yo.
Así suenan los novios de veras.
Y creen saber,
pero en el tic-tac de las lenguas
sólo los ilusos
transforman el yo
en nosotros.