el brujo de letziaga

Te voy a premiar, victoria.


Te voy a premiar, victoria,
con esa chulada que no borra la sonrisa,
que sin ninguna prisa,
te esperará en su guarida perfecta...

 

Y se llenará la estancia,
con el cielo entrando por su ventana,
y junto a la nueva brasa,
besará tu cuerpo como piedra esculpida...

 

Y mañana, victoria,
te regalaré una fruta recién amanecida,
con sus curvas y redonda,
y así gustes de su figura amazona...

 

¡Ay, gran victoria!
no se lo cuentes ni siquiera a tu sombra,
porque de otra manera,
hasta ella misma chuparía su ricura...