Jesús Ángel.

Lobo solitario.

 

Sabe que ha venido aquí,
para alcanzar lo mejor de
sí mismo, y dárselo
a toda persona de bien...por igual,
sin distinción.

Siempre anda en busca de más:
conocimiento y desafíos,
que le impulsen
hacia adelante,
y por ser inconformista:

Así anda el lobo 
solitario.

Comparte su experiencia,
transmite su apoyo,
su empatía,
su actitud y energía
 positiva,
sin tapujos ni barreras,
cuando está acompañado:


¡Nada de rendirse!
¡Ni un paso atrás!
¡Siempre hacia adelante!


Aun sociable y extrovertido,
prefiere la soledad 
en su camino por andar...en sus montañas por conquistar.

Autosuficiente, y
emocionalmente indomable,
por su naturaleza y
por haberlo así elegido,
sin alzarse, sin mirar atrás...

Así vive el lobo solitario:

Si se cae, se levanta
sin lamentos, sin demora.
Si enferma, se cuida y
sigue. Si necesita algo,
lo procura.

Si tiene un mal día,
se lo come con patatas.
Si el día es gris,
lo desafía.

Si se aburre,
se busca la vida.
Si tiene frío, se abriga;
si tiene calor, se despoja.
Si tiene hambre o sed,
se sacia.

Nada de lo anterior,
auténticos lujos para él,
ha caído del cielo,
lo es merecido y ganado...por habérselo trabajado.

Si la tristeza lo alcanza,
aprende de su melancolía.
Si la alegría lo visita,
la abraza sin reservas.

Y si está acompañado, sin ataduras la comparte.

Libre, autosuficiente,
por instinto y elección,
indomable en alma y corazón.

Ni mejor ni peor,
ni más ni menos, así vive el lobo
solitario.

Ante las tormentas y
 adversidades,
renace una y mil veces,
más fuerte, más resistente...

por su espíritu
inquebrantable.

Solo, indomable,
sin rendirse,
siempre hacia adelante,
creando su propia huella
al pasar...

¡Así vive el lobo solitario!