Tú no llegas,
tú entras como tormenta:
con voz firme, mirada fija
y carcajadas que desarman.
Eres de esas que no se callan,
que dicen la verdad aunque duela,
pero con una mano en el hombro
para que no se sienta tan dura.
La vida te probó con pérdidas, pero tú
respondiste con fuerza, risa y verdad.
Compañera de café y de batalla,
jodedora profesional,
te burlas del drama con arte
y nos haces más liviano el andar.
Solidaria sin que se note,
humana hasta en tus enojos,
con esa mezcla tan tuya
de carácter y ternura en los ojos.
Gracias por ser así, yuli
sin filtros, sin máscaras, sin pena.
Por estar cuando nadie más se queda
y hacernos reír
aunque el día pese como cadena, porque hasta
la rutina se rinde a tu manera de ser.