Anoche me fui a dormir
Y como de costumbre te soñé de nuevo
Eras tal cual como entonces
Con tus uñas, con tus ojos pardos
Con la alegría de tus pechos y tus piernas rectas sosteniendo tu dulzura.
Me di cuenta entonces que eres como un piano, con sus melodías tiernas.
Y caen sobre mi el ritmo de tus pestañas, de tu pelo, de tu aroma, el electrizante ritmo de tus caderas y tú piel devorante.
Pero ya no éramos los de entonces
Ya te habías marchado como de costumbre
Ya tus besos se alejaron de mi boca
El odio hizo para mí una bufanda que apretaba mi cuello.
Y no podía, era mudo, era imposible odiarte.
Aunque jamas alcancé a amarla, logré y supe quererla bien, dejamos en los árboles nuestros nombres quemantes que todos aquellos que traten de viajar a dónde fuimos se enamorarían como yo lo estuve de ti en aquellos días.
Y a todos vosotros
Os dejo, me iré a dormir
A descansar en mis sueños pálidos
A soñar con la mujer de mis ojos
A recordar con ternura cada beso que le di
A recordar su frente reposar en mis labios tardíos.
Os dejo
Me marcho, ya no soy el de entonces
Y su recuerdo me enferma.