Bajo la luna
la flor del loto tiembla:
tu sombra duerme.
El río lento
arrastra mi silencio,
se lleva el tiempo.
Cielo y montaña
no saben de promesas,
pero me nombran.
Tu voz, al aire,
es eco de un relámpago
que no se apaga.
Si el sol regresa
o el invierno me cubre,
aún serás cielo.