karonte

Demoníaca obsesión

Bajo el velo de la sombra,
dos miradas se devoran,
sus silencios los exploran,
y la carne se desborda.
Cada roce los transforma,
se consume la razón,
y la oculta tentación
se convierte en sacrilegio,
pues su pecado es reflejo
de demoníaca pasión.


Ella es llama clandestina,
él tormenta contenida,
y en su culpa compartida
la cordura se asesina.
Cada caricia destina
su promesa a la locura,
y en la piel la quemadura
les recuerda que el deseo
es un infierno sin feo,
un abismo de ternura.


Se buscan como enemigos
con la furia del instinto,
y en su secreto distinto
se acarician como castigos.
Los labios arden testigos
de un ritual que no perdona,
y en su abrazo se corona
la lujuria más oscura,
donde el alma se depura
y la piel se desmorona.


Es tabú lo que persiguen,
pues su sangre está marcada,
y aunque niegan la jornada
los delirios los consiguen.
El demonio los obliga,
los arrastra sin remedio,
y en la carne su dispendio
se convierte en religión,
donde el roce en confusión
es decreto del misterio.


Y al final de la batalla
quedan cuerpos encendidos,
corazones corrompidos
que la culpa nunca calla.
La razón herida estalla
en un grito sin perdón,
pues del roce en posesión
no hay regreso ni salida,
ya su pasión compartida
es demoníaca obsesión.